𝕄𝕚 𝕖𝕤𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒
Que duro es, ¿verdad?
Acostumbrarte a algo, coger una rutina, abrazarte a ella y no querer soltarla. Cuando la tienes, piensas que esa monotonía, ese estilo de vida, va a terminar por agotarte, hundirte, querer huir. Pero no lo dejas ir.
Ahí está el problema.
Cuando sabes que algo no te hace feliz, cuando sabes que debes huir, es cuando te das cuenta de que no estás donde debes estar.
Lo más duro de esto, es darse cuenta, abrir los ojos y recapacitar.
Nos tiramos toda la vida esperando que vengan a darnos una solución, buscando consejos o buscando escuchar las palabras que realmente quisiéramos oír, aunque sepamos que no va a pasar, porque nosotros mismos sabemos la verdad.
Esa verdad, es que necesitas irte, dejarlo ir, buscarte a ti misma.
Hablar con uno mismo es el primer paso, reconocerte a ti mismo los fallos, los aciertos, ver los caminos que tienes abiertos y saber decir "Ese es el que quiero tomar":
La perspectiva es otro factor importante en nuestra vida. ¿Por qué tenemos esa gran capacidad de ver todo tan claro cuando le pasa a una tercera persona y, sin embargo, decorarlo cuando nos pasa a nosotros para no querer ser conscientes de lo que en realidad no está atormentando?
¿Tan complicado es?
Una amiga me ha dicho, que la vida es vivir, equivocarte y aprender. Una y otra, y otra, y otra vez.
Que gran razón.
Duele, mucho, muchísimo. Pero no dolerá para siempre.
El proceso de cerrar heridas, el proceso de curarse a uno mismo, verse a uno mismo.
Encenderse a uno mismo después de llevar meses apagados. Desintoxicarse, enamorarte, de ti.
Que bonito y que sano es, comenzar a despertar.
Comenzar a vivir.
Comenzar a sonreír de nuevo.
No me dolerás siempre, pero siempre me recordarás.
Yo abriré los ojos para verme a mi, al igual que tu.
Tu caerás, yo me levantaré.
Caminos separados, pero bien seleccionados.
Bienvenida de nuevo Laura.
L.B
Comentarios
Publicar un comentario